domingo, 20 de octubre de 2013

Obama proteje a compañías de transgénicos

Obama proteje a compañías de transgénicos como Monsanto.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha firmado esta semana la denominada “Ley financiera de plazo limitado H.R.933? que protege plenamente a compañías de semillas transgénicas como Monsanto ante cualquier demanda legal suscitada por la venta de sus productos. Además la ley aprobada niega autoridad a las cortes federales para cesar inmediatamente la plantación y venta de cosechas transgénicas al margen de que representen un riesgo para la salud de los consumidores. Esto permite que compañias como Monsanto puedan sembrar sus semillas modificadas sin solicitar el visto bueno de nadie. La ley ha sido promovida por el senador republicano de Missouri, Roy Blunt, quien además colaboró con Monsanto a la hora de elaborarla. El senador se defiende alegando que “el texto es una medida legislativa de plazo restringido hasta septiembre del año 2013?. Sin embargo según los datos del propio Centro para la Política Responsable (The Center for Responsive Politics), el senador Blunt recibió 64.250 dólares de “apoyo” por parte de Monsanto desde el año 2008 hasta 2012.
Controversias
Organizaciones como Food Democracy Now están recogiendo firmas para una petición contra la cláusula, por entender que “socava la concepción de revisión judicial y despoja a los jueces de su mandato constitucional de protección de los derechos de consumidores y del medio ambiente”.
En tanto, en los Estados Unidos muchos pequeños agricultores se han manifestado en contra de las empresas de biotecnología, ya que gigantes como Monsanto han concebido millones de cultivos de ingeniería genética contra los que las plantas tradicionales no pueden competir.
Por otro lado, también trascendió en los últimos días que la Corte Suprema de Estados Unidos apoyaría a Monsanto en su litigio contra Hugh Bowman, un granjero de Indiana al que la empresa multinacional acusó de “violar su derecho intelectual”, según informaron diferentes medios de prensa.
El 53% del mercado mundial de semillas está controlado por sólo tres empresas: Monsanto,DuPont y Syngenta.

por noticias actualidad

Confesiones de un ateo

Mi primera resolución de año nuevo fue salir del closet de mi ateísmo. No creo en Dios pero no me atrevo a decirlo mucho en público porque vivo en un país donde declararse ateo es como confesarse leproso: uno causa miedo y lástima al mismo tiempo, y lo ponen en una especie de cuarentena. Pero en Chile es peor, porque ser ateo allá, aparte de causar miedo y lástima, es como de mal tono. Uno puede declararse agnóstico, que suena más aggiornato, como los dos últimos presidentes de Chile, pero el ateo puro en Chile está rodeado de cierta aura maldita. Es poco poético, es poco moderno, es poco chileno incluso.

Hay que creer en algo, le dicen a uno: si no cómo se explica la perfección del universo. Hace poco un conocido mío hizo un tubo con el diario vespertino que andaba trayendo y me pegó en la cabeza, diciendo justamente: "¡explícate la perfección del universo, sacoewea!". Yo quedé sobándome el mate. Recogí el garrote que el agresor dejó tirado y leí los titulares sobre Gaza. Alabado sea Dios, dije con esa amargura torcida de nosotros los ateos empedernidos.
Porque eso es lo que soy, un ateo rematado que no se contenta con no creer sino que siente cierta hostilidad hacia la creencia en un ser superior divino, sobre todo al estilo de la tradición abrahámica, que tanta paz ha derramado en la historia. Este ser omnipotente y bueno no es capaz de evitar que me peguen un guaracazo con un diario enrollado, así como tampoco tuvo la cortesía de intervenir (para el lado de los buenos, digo) en Auschwitz, en Hiroshima, en Villa Grimaldi, Abu Ghraib, o siquiera en el penal de Caszely.
Reconozco que el mundo ha progresado, menos mal, y que nadie me va a chamuscar amarrado a un palo por repetir lo que dice el diabólico Christopher Hitchens: "toda creencia religiosa es siniestra e infantil". Pero ¿me darían pega en la Católica o en la Alberto Hurtado, por no mencionar las otras universidades donde ser creyente es parte del código de pertenencia institucional? ¿Recibirían a mis hijos en algunos colegios chilenos? ¿Me invitarían a todos los asados?

No aconsejo el ateísmo, o en mi caso, el anti-teísmo. Uno se anda enojando por tonteras, como las transmisiones de la Santa Misa por TVN (pagada con plata de moros y cristianos), las capellanías también financiadas con platas fiscales, la hegemonía de lo religioso (principalmente católico) en todos los aspectos de la vida política e institucional chilena. Ser ateo es medio solitario. No nos podemos dar apoyo en masa, porque -oh paradoja- no necesitamos andar haciendo mitines dominicales para mantener nuestras convicciones, como los creyentes. Y como ateo rematado tampoco ando rezando en los aviones o me permito el chiste clásico de definirme como "ateo, con el favor de Dios".  Soy un ateo de catecismo, de los que van derechito al infierno.

Una amiga monja que sabía mi secreto siempre andaba tratando de curarme de mi ateísmo. Una tarde me preguntó si alguna vez yo había creído en Dios. Me acordé entonces de mi Primera Comunión, a los ocho años. Gracias a mis lecturas, yo estaba como el trapito del cóctel molotov, listo para el fósforo divino. Tenía la cabeza empapada de leseras fantásticas sacadas de las novelas de Emilio Salgari y de Julio Verne. En el catecismo de preparación para la Eucaristía, había descubierto que algunos de los cuentos de la Biblia le hacían el peso a las aventuras del Tigre de la Malasia o el Capitán Nemo. Había excelentes mini-series de cautiverios, travesías por el desierto, arbustos-llamaradas con voz de trueno, ciudades incendiadas, inundaciones y océanos que se dividen, venganzas cabronas, amores clandestinos y harta sangre. Las Sagradas Escrituras me agarraron por el lado sensacionalista: “Mujer mirona se convierte en estatua de sal”, “Lluvia de sapos en Egipto”, “OVNI en la carretera de Damasco causa volcamiento”, “Nueva desgracia de Job”.
Y así, en medio de mi Primera Comunión, se alineó el sol de tal manera con el planeta Tierra, que un rayo fulgurante pasó por el ojo de ámbar de un vitral de la parroquia de San Miguel y fue a dar directamente sobre mi cabeza engominada. El golpe de electricidad divina casi me chamuscó la cintita blanca con letras doradas que me habían amarrado al brazo. Yo pasaba por un momento de angustia, debido a que tenía la hostia adherida al paladar y no lograba despegarla con la lengua. Tocar la hostia con los dedos era pecado mortal, aparte de poco digno. Cuando una arcada satánica estaba a punto de derrotar mi incipiente santidad, el impacto del rayo de sol soltó la oblea sacra. Lo que sentí al tragarla sólo lo puedo comparar con ese calorcito que se extiende esófago abajo después de un sorbo de ron macizo.
Hubiera sido fácil dejar contenta a mi amiga monjita contándole la historia de mi arrobo post-eucarístico, pero no pude hacerlo. Tal vez fue porque usó el tono dramático de una amante que le pregunta al malo que la deja: “¿Alguna vez me quisiste?”. Como buena monja que es, me estaba dando la oportunidad de demostrarle que yo era digno del esfuerzo que ella le ponía a convencerme de que Dios existe. Me hice el gracioso, para aliviar la tensión: “No tengo el gen nacional de la credulidad”.
Mientras caminábamos en silencio de vuelta a su convento, yo pensaba que ese momento de contacto tan íntimo y placentero con la divinidad había sido una gran chiva y que había sido mejor no contarlo. No fue sino la conjunción fortuita del sol, la apertura de las nubes, el ángulo del vitral, y la costumbre que todavía me persigue de creer todo lo que leo. Me despedí de ella con un beso, sabiendo que nunca más la volvería a ver.

Industria oculta problemas en el terreno donde irá el silo nuclear


El Gobierno niega al Congreso un estudio sobre riesgo geológico en el futuro silo atómico de Cuenca

La parcela elegida obligará a una costosa cimentación especial

Trabajos de sondeo en los terrenos del futuro almacén nuclear. / GORKA LEJARCEGI
El Ministerio de Industria se ha negado a entregar al diputado de CiU Jordi Jané el informe geotécnico sobre el terreno de Villar de Cañas donde se construirá el almacén nuclear. El diputado lo reclamó en abril, pero el Gobierno alegó que no podía aportar “informes definitivos”. Ese estudio, que está finalizado desde el 14 de febrero y al que ha tenido acceso este diario, concluye que en la zona hay “dolinas de subsidencia, generadas por la disolución de algunos estratos yesíferos” y que podría haber cavidades en el subsuelo. Por ello, avanza que en algunas zonas harán falta “cimentaciones especiales”. Esto, según los expertos consultados, implicará sobrecostes millonarios. Los estudios en profundidad del terreno se han realizado una vez comprada la parcela, seleccionada en una decisión política entre cuatro pueblos candidatos. Industria no ha querido comentar la noticia.
En diciembre de 2011, en su segundo Consejo de Ministros, el Gobierno de Mariano Rajoy eligió Villar de Cañas (Cuenca) como sede del almacén nuclear (ATC). En una lista elaborada por el Gobierno anterior, del PSOE, Villar de Cañas era el cuarto candidato en puntuación, por detrás de Zarra (Valencia), Ascó (Tarragona) y Yebra (Guadalajara). La decisión fue política, ya que Cospedal aceptaba el almacén en Cuenca —no así en Guadalajara—.
El documento dice que hay  "dolinas de subsidencia" por la disolución de yesos
La elección contó con un comité asesor de expertos que no colaboró en la puntuación final. Visitaron los terrenos y del de Villar de Cañas señalaron que “los riesgos geomorfológicos potenciales en el entorno del emplazamiento se reducen a los relacionados con las formas kársticas (pequeñas dolinas) desarrolladas en yesos”.
El comité asesor, que no realizó catas del terreno, admitió que “la información geológico-geotécnica disponible del emplazamiento es de tipo general y basada en la bibliografía”, por lo que añadió una salvedad: “Si, en base a investigaciones futuras del propio emplazamiento, se confirmara que en cualquiera de las zonas propuestas el riesgo a medio plazo de potenciales disoluciones en el subsuelo no es despreciable, sería mejor centrarse en los emplazamientos presentados carentes de este tipo de procesos”.